La obesidad daña irreversiblemente el cerebro

Tener sobrepeso podría dañar la capacidad del cerebro para reconocer la sensación de saciedad después de consumir grasas y azúcares, según un nuevo estudio. Estos cambios cerebrales podrían persistir incluso después de una pérdida de peso significativa, lo que podría explicar por qué muchas personas recuperan el peso después de haberlo perdido.

La Dra. Caroline Apovian, profesora de medicina en la Escuela de Medicina de Harvard, señaló que los cerebros de las personas obesas seguían careciendo de respuestas químicas que indicaran saciedad, sin signos de reversibilidad. Es uno de los aspectos que hacen de la obesidad (La obesidad es la condición de una persona o animal que padece un agrandamiento de…) una enfermedad (Enfermedad es una alteración de las funciones o de la salud de un organismo vivo, animal…), con modificaciones reales del cerebro (El cerebro es el órgano principal del sistema nervioso central de los animales. El cerebro procesa…).

Imagen de ilustración Pixabay

El estudio se llevó a cabo de forma rigurosa y exhaustiva. Se realizó sobre una muestra de 30 personas obesas y 30 personas de normopeso. Los participantes fueron alimentados por sonda (una sonda espacial es una nave no tripulada enviada por humanos para explorar más de cerca…) sondas gástricas con carbohidratos (azúcar), lípidos (grasa) o agua (el agua es un compuesto químico omnipresente en la Tierra, esencial para todos…) (como testigo).

El objetivo era centrarse en la conexión cerebro-intestino para observar cómo los nutrientes afectan al cerebro independientemente de la vista, el olfato o el gusto (para conocer la capacidad de juzgar cosas hermosas, consulte Gusto (estética)) alimentos, explicó el autor principal del estudio, Dra. Mireille Serlie, profesora de endocrinología (La endocrinología es la ciencia que estudia las hormonas. Su nombre significa: ciencia…) en la Escuela de Medicina de Yale.

Para observar la respuesta cerebral, se utilizaron resonancias magnéticas funcionales y tomografías por emisión de fotón único. Los investigadores estaban interesados ​​en cómo la grasa y la glucosa activarían áreas del cerebro relacionadas con los aspectos gratificantes de la comida.

Para las personas de peso normal, el cerebro ralentizaba sus señales cuando se introducían azúcares o grasas en el aparato digestivo, señal de que el cerebro reconocía que el cuerpo se había nutrido. En las personas obesas, la actividad cerebral (El término actividad puede referirse a una profesión.) no se ralentizaba y los niveles de dopamina (La dopamina es un neurotransmisor perteneciente a las catecolaminas y por tanto procede del ácido…) no aumentaban.

Estos hallazgos son alarmantes y requieren más investigación. La obesidad tiene un componente genético (Genética (del griego genno γεννώ = dar a luz) es…) y aunque no se sabe cuándo se producen estos profundos cambios en el cerebro, es posible que «los genes influyan en nuestra respuesta en el cerebro». a ciertos nutrientes”, según el Dr. I. Sadaf Farooqi, de la Universidad de Cambridge (La Universidad de Cambridge es una universidad británica de renombre mundial).

Los resultados de este estudio subrayan una vez más que el peso no debe ser estigmatizado en la lucha contra la obesidad. La obesidad no se trata solo de la fuerza de voluntad, y esta investigación podría ayudar a aumentar la empatía para aquellos que luchan por controlar su ingesta de alimentos.

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