Ha sido una semana ajetreada para la industria de los semiconductores. Desde el 3 de julio, todas las miradas están puestas en Pekín, que ha anunciado que limitará la exportación de dos metales, galio y…
Ha sido una semana ajetreada para la industria de los semiconductores. Desde el 3 de julio, todas las miradas están puestas en Pekín, que ha anunciado que limitará la exportación de dos metales, el galio y el germanio. Cada actor toma una posición, estima las consecuencias de esta decisión. Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC), el fabricante de chips más grande del mundo, no es una excepción.
Serenidad vigilante de TSMC
La Comisión Europea mantiene una lista de «materias primas críticas» (CRM) desde 2011. En la última lista publicada, en 2020, el galio y el germanio forman parte de estos CRM. China es, en ambos casos, designada como el principal productor mundial, hasta en un 80%.
El primero se utiliza como sustrato, soporte, para chips de potencia, para la gestión de la energía, como en las células fotovoltaicas. El segundo se utiliza en algunos chips y se considera una alternativa interesante al silicio, que sigue siendo el primer semiconductor utilizado para componentes. También es útil para fibra óptica y óptica infrarroja.
La decisión de Pekín de condicionar la exportación de estos dos materiales a la obtención de una licencia a partir del 1 de agosto ha suscitado muchas reacciones. Lo último proviene de TSMC, fabricante del 92% de los chips más avanzados del planeta. La compañía dijo a Reuters que está monitoreando de cerca la situación y agregó que «después de la evaluación, no esperamos que las restricciones a la exportación de materias primas de galio y germanio tengan un impacto directo en la producción de TSMC».
Japón y Corea del Sur entregaron análisis similares, mientras que en Bruselas, la decisión china confirmó la política de “eliminación de riesgos”, de reducción de la dependencia de China. Alemania y Finlandia son, por ejemplo, proveedores respectivamente de galio y germanio para el Viejo Continente.
¿Una advertencia de China? ¿O una medida de represalia?
Beijing ha estado repitiendo desde el comienzo de la semana que su decisión está motivada por consideraciones de seguridad nacional y no apunta a ningún país en particular. Esto es dudoso ya que los semiconductores están en el centro de la rivalidad chino-estadounidense.
Janet Yellen, Secretaria del Tesoro, también se encuentra actualmente en Beijing para intentar reanudar el diálogo en torno a las restricciones a la exportación. Otra coincidencia del calendario, unos días antes, Holanda acababa de formalizar, a instancias de Estados Unidos, limitar la exportación de máquinas de fabricación de semiconductores a China.
De momento, las empresas del sector están a la espera. A partir del 1 de agosto solicitarán una licencia para seguir teniendo acceso a las materias primas chinas. Solo entonces será posible evaluar el impacto concreto de la decisión de Beijing.